sábado, 24 de diciembre de 2011

efectos nocivos del sol

La llegada del calor obliga a prevenir los efectos nocivos del sol

Los profesionales sanitarios recuerdan la importancia de la protección de la piel para evitar la aparición de melanomas · La hidratación adecuada es fundamental, especialmente en mayores

Un joven se refresca en una fuente durante la ola de calor del pasado verano en Córdoba.
Llegó el calor. Llegó el sol abrasador. El sol constituye el principal factor de riesgo para desarrollar un melanoma, por lo que es recomendable tomar una serie de medidas básicas a la hora de exponerse a los rayos solares.

El melanoma es un tipo de cáncer de piel que aparece cuando las células llamadas melanocitos se convierten en malignas. Estas células elaboran un pigmento llamado melanina, responsable del color de la piel, del pelo y del iris de los ojos. La melanina, por su parte, funciona como un fotoprotector evitando que la radiación solar dañe las estructuras o los tejidos del cuerpo. Cuando la piel se expone al sol, los melanocitos producen más melanina como defensa contra la acción de los rayos ultravioleta. Los lunares o pecas aparecen cuando los melanocitos crecen en grupo. Una persona suele tener entre 10 y 40 y, científicamente, se llaman nevus. Estos se clasifican en dos grupos: nevus congénitos, que pueden ser de nacimiento o aparecer con los años; y nevus adquiridos, que se desarrollan a partir del año de nacimiento y pueden ser típicos o atípicos.

La Academia Española de Dermatología traslada por estas fechas sus consejos para evitar el efecto acumulativo del sol en la piel y las quemaduras, especialmente durante la niñez y la adolescencia, ya que la piel es mucho más sensible. Durante los baños de sol hay que utilizar cremas, lociones o geles protectores que sean eficaces tanto para los rayos UVA como para los UVB y que tengan, como mínimo, un factor 15 de protección. Los bronceadores de los salones de belleza deben aplicarse bajo control, ya que contienen rayos UVA perjudiciales para la piel. Se debe restringir el contacto con productos potencialmente fotosensibles, como los jabones, los desodorantes y los perfumes, que pueden crear una especial sensibilidad a la luz del sol. También existen fármacos fotosensibilizadores, por lo que conviene consultar al médico si se encuentra bajo medicación. Los rayos solares son más dañinos entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde. Durante este tiempo se deben evitar las exposiciones solares sin protección. Además, el reflejo de la luz solar aumenta en la playa, el agua o la nieve. Como consecuencia, sus efectos se multiplican. Hay que buscar la sombra natural que proporcionan la vegetación o los edificios como una protección contra el sol.

Las gafas de sol y los sombreros son unos accesorios muy útiles ya que, además de la cara, protegen el cuello y las orejas. Las ropas de color oscuro ofrecen mayor protección que los vestidos de color pastes o suave. Rafael García Gutiérrez, director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp) advierte de que, a pesar de las creencias populares, "el bronceado es también un signo de daño y repercute en el envejecimiento cutáneo de la dermis". Además, según señala Rafael García Gutiérrez, "un buen protector solar debe reunir una serie de cualidades, como absorber correctamente las radiaciones ultravioletas, ser resistente a los agentes externos como el sudor o el agua y no causar irritación en la piel".

Por otro lado, el golpe de calor exige atención médica de urgencia y es más sensible para los mayores, que deben cuidar su hidratación todo el día. Aparece cuando el organismo no puede controlar su temperatura que aumenta entonces rápidamente. La piel está caliente, roja y seca y aparecen nauseas, somnolencia y sed intensa, convulsiones y pérdida de conocimiento.
Fuente: MalagaHoy.es

Las dietas 'milagro' provocan la pérdida de masa muscular y aumento de grasa

Estos regímenes suelen ser muy bajos en calorías y provocan desequilibrios en el organismo
Las dietas milagro que no respetan las reglas de una nutrición sana y equilibrada provocan la pérdida de músculo y pueden derivar en un aumento de grasa que, a su vez, puede favorecer el desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2 o hipertensión, según alertó el pasado lunes el médico nutricionista de la Clínica Sainz Arregui de Bilbao Iñigo Sainz Arregui. Este experto explicó que en este tipo de dietas, que normalmente son muy bajas en calorías y a veces desequilibradas en nutrientes, el cuerpo está obligado a consumir sus propias reservas, entre las que se incluyen nuestras proteínas para conseguir energía. "Esto hace que se pierda masa muscular y el agua que acompaña al músculo, que pesan más que la grasa y hacen creer al paciente que ha perdido mucho peso y que va por buen camino", indicó. Así, al cabo de un tiempo, dado que la dieta suele ser muy extrema o imposible de seguir a largo plazo, el paciente retoma sus hábitos y rompe la dieta y ese músculo perdido se sustituye por grasa. "Ese aumento de grasa conlleva riesgos graves para la salud y el paciente puede acabar desarrollando patologías como diabetes tipo 2 o hipertensión, que pueden derivar en enfermedades cardiovasculares-

Además, insistió en que comer poco y quitar grupos de alimentos básicos, como los hidratos de carbono, "altera mucho al organismo y disminuye la energía. Tampoco se debe abusar de bebidas carbonatadas, zumos, alcohol, aceite, y otros alimentos que la gente no suele tener en cuenta como parte de su consumo de calorías". dijo.
Fuente: MalagaHoy.es

Alcanza el equilibrio de tu organismo a base de frutas

El consumo diario de frutas es bueno para tu organismo, pero para que sus propiedades resulten todavía más beneficiosas conviene que sepas cómo y en qué momentos tomarlas. En esto consiste la técnica conocida como frutoterapia.
Está demostrado que cuanto más fruta y verduras se consume, menos propensos somos a padecer enfermedades. De hecho, la frutoterapia es una técnica que propone utilizar las frutas para mantener la salud y el equilibrio de nuestro organismo.
Aunque hoy en día el mercado nos ofrece todo tipo de productos frutales a lo largo de todo el año, lo mejor es aprovechar las frutas de temporada, ya que estarán, lógicamente, en su mejor momento para el consumo.
Es importante saber cómo tomarlas y a qué horas. El momento más adecuado es antes del desayuno ya que, tanto en zumos como al natural, las vitaminas, minerales y fibra que contienen te ayudarán a hidratar y depurar el organismo. Precisamente por su elevado contenido en agua, el valor energético de las frutas es generalmente muy bajo y tan sólo aportan unas 50 calorías por cada 100 gramos.

Si se comen antes del almuerzo, las frutas te facilitarán hacer la digestión, pero siempre que se ingieran sin mezclar con otro tipo de alimentos. Comer fruta antes de la comida también produce un efecto saciante que evita hacer comidas copiosas. Lo ideal es consumirlas frescas y con su propia piel, porque así se aprovechan todos sus nutrientes.

Por lo general, existe la tendencia de comer fruta en el postre; es una buena costumbre ya que así se evita la ingesta de otros alimentos más calóricos. Por otro lado, los ácidos que contienen estos alimentos ayudan a la limpieza bucal.

Acidas y dulces
Dentro del amplio grupo de las frutas podemos distinguir entre las ácidas y las más dulces. El sabor de las primeras se debe a una serie de ácidos orgánicos que contienen; son adecuadas para disminuir el ácido úrico, el colesterol y los triglicéridos. Dentro de este grupo se encuentran los cítricos, las ciruelas, las uvas y las manzanas, entre otros. Eso sí, no es aconsejable consumir frutas ácidas en exceso; de hecho, algunas como la naranja es preferible tomarlas antes del desayuno y no por la noche.
En cuanto a las dulces, pueden consumirse a cualquier hora del día o la noche. Suelen ser ricas en vitaminas del complejo B, así como en A, C y E. Una cena con frutas dulces garantiza un sueño reparador. Se puede elegir entre albaricoques, melocotones, cerezas, granadas, higos, peras, plátano o melón.
El alto contenido en vitaminas, minerales, oligoelementos y nutrientes que presentan estos alimentos ayudan a regular tu sistema inmunitario. Por otro lado, más de la mitad de la vitamina A y casi toda la vitamina C que tu cuerpo necesita se la proporcionan las frutas. Cabe recordar que la vitamina C incrementa la asimilación de hierro, calcio y fósforo.

Propiedades específicas

Más concretamente, cada fruta cuenta con propiedades terapeúticas específicas. Las uvas ayudan a combatir la hipertensión y la anemia; las manzanas, además de prevenir la obesidad y el infarto, también son depurativas, mientras que las peras están indicadas en caso de padecer problemas relacionados con la próstata y el aparato reproductor. Los higos, por su parte, contienen fitoestrógenos, equivalentes a las isoflavones de la soja, que previenen del envejecimiento y la osteoporosis. En cuanto al albaricoque, rico en hierro y potasio, ayuda a controlar los problemas que originan la artrosis y la osteoporosis.


Otras frutas como el melocotón contienen propiedades suavemente laxantes y diuréticas, además de vitaminas A, B y C y oligoelementos que equilibran el metabolismo. Por su parte, las fresas son beneficiosas en caso de padecer hipertensión, diabetes o reumatismo, y los plátanos ayudan a controlar la depresión. Una vez conocidas las propiedades de las frutas, tan sólo es necesario llevar a cabo una ingesta diaria y equilibrada para aprovechar todos sus beneficios.

Come sano para evitar la celulitis

La celulitis, esa ‘piel de naranja’ compuesta de agua, toxinas y grasa que se acumula en determinadas zonas del cuerpo, es un problema que se puede prevenir o disminuir con una dieta adecuada. Una vez más, la alimentación es fundamental para estar guapa este verano.
Siempre que se acerca el buen tiempo y las ropas más ligeras se imponen en el vestuario, la celulitis vuelve a ser un tema recurrente de conversación y, en muchas ocasiones, la razón para lanzarse a hacer dietas drásticas, de cara al tiempo de playa.
Aunque es cierto que estos cúmulos de grasa o celulitis resultan difíciles de eliminar una vez instalados, también es verdad que una dieta adecuada, combinada con la práctica de ejercicio físico (cardiovascular, de tonificación y de musculación de piernas, glúteos y caderas) puede evitar que vaya a más, e incluso puede conseguir que se reduzca.
Controlar la alimentación

La alimentación es un aspecto fundamental si se quiere plantar cara a la celulitis. La retención de líquidos es uno de los factores que más contribuye a su aparición y, en este sentido, se debe seguir una dieta baja en sal, grasas saturadas y, sobre todo, en azúcares de absorción rápida como los dulces o las bebidas gaseosas y azucaradas.

Comer sin sal combate la retención de líquidos y se favorece la eliminación de éstos, pero no permite eliminar grasa o adelgazar, porque lo que se pierde es agua. En cuanto al azúcar, es preferible que lo sustituyas por edulcorantes o por miel. Debes evitar, asimismo, los alimentos refinados (cámbialos por aquellos que son integrales), los procesados sin fibra y la comida rápida.

Es importante eliminar las grasas saturadas que se encuentran en los embutidos, algunos aceites vegetales, los productos lácteos y algunos de sus derivados, como la nata o la mantequilla (sin olvidar que la margarina es grasa saturada artificial) y sustituir las carnes rojas más grasientas por otras blancas o rojas sin grasa, cocinadas preferentemente a la plancha.

En ocasiones, se tiende a eliminar la cena para así ingerir menos alimentos, pero esta práctica no es muy recomendable, porque lo que provoca es que el organismo reaccione disminuyendo su tasa metabólica para protegerse de la falta de nutrientes a la que se ve sometido. De esta forma, y contrariamente al objetivo deseado, lo que se consigue es que se quemen menos grasas y que cada vez cueste más adelgazar. Tampoco es conveniente basar la dieta exclusivamente en el consumo de ensaladas y frutas, porque nuestro cuerpo necesita una alimentación diversificada.

No hay que olvidar que el café y el tabaco favorecen la aparición de celulitis, por lo que es mejor evitar su consumo.

Sí a verduras y frutas

Un error que se comete con frecuencia es eliminar de la alimentación diaria los productos ricos en hierro, cuando es precisamente esta falta la que favorece la aparición de celulitis y luego dificulta su eliminación. En este sentido, las verduras y las hortalizas deben ser uno de los pilares de esta dieta, porque son depurativas, aportan vitaminas y minerales, y tienen propiedades antioxidantes. En cuanto a la fruta, aunque es totalmente aconsejable para incrementar la fibra, sí conviene controlar la cantidad que se ingiere porque sus azúcares se transforman en grasas con facilidad. En este sentido, algunas variedades, como la manzana verde, son menos dulces. No olvides incluir el pescado en tu dieta, excelente para controlar el colesterol porque aporta proteínas sin grasas saturadas.

Hay que seguir una alimentación rica en potasio (la encuentras en alimentos como las berenjenas, setas, endibias o en frutas como los plátanos) y tomar infusiones que ayuden a eliminar líquidos, como el té verde o la salvia. En este sentido, las infusiones de cola de caballo también ayudan, y la lecitina de soja es un complemento muy beneficioso.

Un elemento que no debe faltar en la dieta es el consumo de productos lácteos para evitar la osteoporosis. Eso sí, si de lo que se trata es de evitar el consumo de grasas saturadas, conviene que estos productos lácteos sean desnatados o que tengan un bajo contenido en grasa. Por último recuerda que el agua es fundamental y su finalidad es que el cuerpo no llegue a sentir sed y ayude a depurar el organismo. Por eso se recomienda beber dos litros a lo largo del día y comenzar la jornada bebiendo un vaso de agua en ayunas.

Actividad Fisica y Salud

Las personas mayores de 65 años presentan diferentes cambios biológicos, psicológicos y sociales, fundamentales para el entendimiento de la declinación de su capacidad funcional y la disminución de la resistencia al estrés y a las enfermedades.

En este sentido, la actividad física para la tercera edad es un tema relevante, incluso estratégico, tanto desde el punto de vista personal e individual como desde una visión global de la sociedad. Así, el hecho de que una persona adulta se plantee iniciar, continuar o potenciar una actividad física, puede suponerle por una parte un cambio sustancial en su vida interior, ya que le ayudará a aumentar su equilibrio personal, mejorar su estado de ánimo y su salud, potenciar sus reflejos y proporcionarle una agilidad que podía tener estancada o mermada y, en definitiva, mejorar su calidad de vida.

Dentro de los diferentes sistemas comprometidos en la declinación orgánica generada por la vejez se encuentra el corazón y los vasos sanguíneos, el sistema respiratorio, sistema nervioso, el sistema musculoesquelético y el sistema endocrinológico. El llevar a cabo una actividad física con cierta regularidad y con una intensidad determinada puede retardar el deterioro del sistema nervioso encargado de recibir, transportar y organizar los mensajes respondiendo a determinados estímulos. Tal es el caso de tropezar contra un obstáculo, donde los estímulos generados emiten una respuesta evitando la caída.

El ejercicio aporta además, entre otros beneficios, la disminución de la percepción del dolor, de la ansiedad y mejora la capacidad de concentración y atención. El acondicionamiento físico, disminuye la grasa corporal y aumenta la masa muscular. La gimnasia suave, el yoga, las actividades al aire libre, la respiración o los masajes son algunas de las prácticas que proponen este libro. El objetivo es lograr que la persona mayor pueda mantenerse más independente por más tiempo, con mejor capacidad funcional.
Fuente: malagahoy.es

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